Dando un paseo esta mañana por la página web del congreso me paré a echar un vistazo al informe acerca del cumplimiento del presupuesto en el que se detalla en qué se ha gastado el dinero asignado al Congreso en 2013. De entrada me llamó la atención un dato en las primeras páginas. El dato en cuestión es el que hace referencia a los gastos de personal. Vaya, me dije, más de 35 millones de euros… Seguí pasando páginas hasta que llegué a la página que muestra el desglose. De esos 35 millones de euros la partida asignada a los altos cargos era de más de la mitad. Casi 19 millones de euros.
El resto del montante, 16 millones, se reparte de la siguiente manera: personal eventual (7,7 millones), funcionarios (1,3 millones), laborales (3,5 millones), cuotas de prestaciones y gastos sociales a cargo del empleador (3,6 millones) e incentivos (60.000 euros).
No sé por qué motivo se me quedó la cifra de los 19 millones de euros de los altos cargos en la cabeza. Casi una cuarta parte del presupuesto del Congreso se va a su bolsillo. El caso es que un rato después empecé a buscar el presupuesto de 2013 de los diferentes equipos de primera división; así, por comparar.
Y descubrí que en 2013 de alguno de los equipos de primera división del fútbol español están por debajo de lo la asignación a los altos cargos del congreso. Es cierto que se encuentran muy lejos de los manejados por los equipos más fuertes del campeonato, Real Madrid y Barcelona, con 190 millones de euros para su jugadores, pero están considerablemente por encima de los clubs más modestos. De hecho, la partida salarial para Almería, Rayo Vallecano, Valladolid, Levante, Elche y Celta se encuentra entre los 11 y 14 millones de euros, según el diario Marca.
La comparación es un poco tendenciosa, lo admito, sobre todo por el número de jugadores con los que cuenta un club (25 fichas) y el número de diputados del Congreso (350), amén del personal que imagino trabajará en otras areas, pero no hay que olvidar tampoco que en el caso de los equipos de fútbol estamos hablando de empresas privadas y en el caso del Congreso hablamos de un organismo público que pagamos todos. Y otro detalle: respecto a 2012 los gastos de los altos cargos no han bajado un sólo euro, a pesar de la crisis económica.